Todas las historias de Bolaño son historias de fantasmas
Luego siguió 2666, para muchos la obra cumbre del chileno, la que escribió, según palabras del tan atento y educado Mario Vargas LLosa, con un pie en la tumba. Recuerdo acá, un comentario mucho más luminoso que hizo Fabian Casas al respecto, dijo algo así como que Bolaño escribía para detener a la muerte, como la narradora de las mil y una noches, contaba cuentos para atrasar la suya. La novela (2666) es letal. Varios amantes de un misterioso escritor alemán que parece haber sido tragado por la tierra, se lanzan a buscarlo. Un profesor de literatura, que es abandonado junto con su hija por su mujer, se encuentra plenamente perdido. Un periodista tiene que viajar a cubrir un encuentro de box. Todo esto sucede en Mexico y hace incapíe en los femicidios cometidos en Ciudad Juarez, camuflada aquí con el nombre Santa Teresa. Estas tres historias están separadas en partes, a las que se suma una cuarta, que es, justamente, la parte de los crímenes. Si el lector, se atreve a terminar de leer esto, que es una lista de asesinatos y violaciones a mujeres detallando punto por punto como sucedieron, pueden luego, hacerle frente a cualquier cosa.
Las novelas de Bolaño y sus relatos, están atravesados en el corazón, por el paso del tiempo. En su obra, el paso del tiempo es una clara constante. Los encuentros y desencuentros (momentáneos o perpetuos) entre personajes, son infinitos. En una entrevista, él mismo dijo que para él, el paso del tiempo era una experiencia gososisima. Sus personajes se pierden, reaparecen, realizan llamas telefónicas nacionales e internacionales por la madrugada, se despiden o no, y nunca más se vuelven a ver.
Bolaño también dijo que en realidad lo que de verdad le hubiera gustado ser a él, era ser policía de homicidios, argumentando que, con esa profesión, en ese caso, si las cosas se ponen negras, todo se solucionaría con un tiro en la boca.
Escritor al que siempre le gusto más (para bien o para mal) hablar de las obras de los demás que de las propias. Un tipo humilde, pero que, si venia a cuento, siempre salia con los tapones de punta.
Esto que escribí, es una mierda, el tipo merece algo mejor, con el tiempo, en el blog, tratare de lograrlo.
Salud de perdidos, salud de encontrados.
Bonus Track: Bolaño con Nicanor Parra e Ignacio Echeverria
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