Boedismo Zen. Conociendo a Fabian Casas



 David foster wallace nos dijo que la literatura era una manera de estar menos solos en el mundo. Para empezar, agreguemos que también es una forma más para sobrellevar el dolor causado por el miedo, la perdida, la ira, el odio o, la nostalgia y la melancolía, que usualmente suelen tomarse las manos. Detengámonos en el ultimo punto: la nostalgia y la melancolía. Más allá de que cada uno de nosotros caemos a menudo ante tales sentimientos, algunas personas son mucho más propensas a estos estados de animo y los padecen a menudo. Llegados a este limite, cuando la tristeza ya no nos da ganas de hacer las cosas que "supuestamente" nos gusta hacer o cuando sentimos que nuestra vida no nos llena como antes, por eso extrañamos momentos de antaño, es simple pero tremendo: o buscamos una vía de escape para toda esa mierda, o nos resignamos y nos vamos putrefactando hasta morir en vida.
 Por alguna simple o extraña razón, conocí a Fabian Casas, un escritor que desde su lugar, consiente o inconscientemente va dejando tips para combatir tales sentimientos de autodestrucción. La obra de Casas se compone de ficciones en forma de relatos y micronovelas, muchos ensayos y también diversos artículos periodísticos. Cuanta la leyenda, que cuando Casas era un purrete de vienti pocos, escribió un poemario y se lo mostró a Ricardo Piglia, ese juez supuestamente celestial de la literatura argentina. Piglia, le dijo que estaba bueno lo que había escrito, pero que ni soñando le iba a dar para mantener a una familia con eso y, en consecuencia, que mejor se dedique a otra cosa o, que al menos, no tenga hijos. Con el diario de ayer, podemos decir que Fabian le hizo caso y se dedico al periodismo, según el, lo que le da de comer. Sin embargo, siendo un poco más grande, edito algunos libros de poesía que gozaron de cierto éxito comercial y, en el 2010 publico Horla City, libro que compila toda su poética escrita entre 1990 y 2010, que se vendió como pan caliente y agoto la primera edición en pocos meses. Para un libro de poesía, una proeza.
 Intentaremos diseccionar su obra tratando de demostrar que ella, en su totalidad, es atravesada por un mismo hálito vital que aceita los engranajes de su mundo literario, para llegar a notar que es directamente inútil y estéril, a final de cuentas, tratar de dividirla (su obra) en géneros.
 En muchos de sus poemas, el recuerdo de su niñez inunda el mayor porcentaje de versos (suena rara la expresión porcentaje hablando de poesía). Construye una escenografía sentimental con las veredas de su barrio y las charlas con sus amigos, su inmensa casa en Boedo y una serie de familiares que tranquilamente puedan ser invenciones literarias. El poder poético de Casas, su destreza narrativa, radica tal vez en la inyección de belleza que logra imprimirle a las escenas de la vida cotidiana que también integran sus poemas, escenas que se sienten como instantáneas tomadas por su cámara polaroid, contadas a un ciego, con la incertidumbre en la voz de quien lee una noticia fatal de ultimo momento. A Casas evidentemente también le gusta mucho sentarse (o pararse o tirarse) a escribir sobre los temas que no lo dejan dormir. Estos textos, dan como resultado, escritos que ademas de darnos su opinión acerca de los tópicos a tratar, crean una lista enorme de artistas (sea escritores, pintores, cineastas, lo que sea) gigantes, que disparan nuestra paleta de gustos proyectándola mucho más lejos de lo que se encuentra. Antes dije tópicos a tratar, cuando en realidad, los temas que Fabian elije para dedicarle un escrito, simplemente son una escusa para empezar a escribir, ya que los textos se van por las ramas, dando vueltas impensadas y tocando otros temas que en apariencia no guardan relación con el tema guía, el tema principal del texto, aunque claramente, el texto jamas se le va de las manos, el tipo sabe en verdad de que esta hablando y por ende, logra relacionarlo con los temas y escenarios más dispares, para casi siempre terminar de cerrar el circulo con una especie de moraleja demoledora, entre lineas pero a su vez evidente. Para hablar de sus relatos, pongamos el ejemplo del texto "El bosque pulenta". Acá, Casas utiliza nuevamente el recurso de la invocación del pasado para llegar a una anécdota y desde allí, relatarla. Pero, a diferencia de los ensayos, estos no tienen un remate tan claro marcando un final de idea, sino que ni siquiera terminan de contar la historia, como si lo único importante para el narrador, fuera traer de vuelta a la vida a esos personajes del pasado.

 Uno de los libros de ensayos de Casas se llama "Breves apuntes de autoayuda". Esto, básicamente podemos pensarlo como trampa. Una trampa que el autor le hace (al ponerle este titulo a este libro) a sus lectores con la idea de hacer creer que, los únicos textos de su obra que pueden ser tenidos en cuenta (y ser juzgados) como de "autoayuda", son los que figuran en ese libro, cuando en realidad, todos los textos de la obra de casas, como mencionamos al principio, tienen un trasfondo (y aveces ni siquiera se presentan en trasfondo, si no que se evidencian en primer plano) de ayuda al lector. La etiqueta de "libro de autoayuda" esta totalmente bastardeada, claro que con razón, con muchas razones, mejor dicho con muchas obras, ya que la única razón que pulveriza al tema, mejor dicho al perfil de "autoayuda" como posible obra literariamente respetable, es la guita. Sí, con esto no descubrimos nada, por guita siempre se va a lo seguro y lo seguro, siempre es lo mediocre. Si alguien pone guita para, por ejemplo, publicar un libro de gran tirada, lo más probable es que esa obra tenga una formula basada en formulas de libros anteriores que la pegaron financieramente. Como las películas de super héroes de Hollywood. Siempre es la misma, solo cambia el disfraz del actor. Sumemosle a esto, que al hablar ahora puntualmente de libros, los libros de "autoayuda", casi siempre están pensados, antes que nada para vender (todo esta pensado para vender, pero el contenido artístico, al menos en los escritores que se interesan por la literatura, es importante), sin importar la eficacia del contenido. En fin, hablaremos otro día del "genero" ya que da mucha tela para cortar y esto se me va de las manos. 
 Retomando. Casas, sin responder a las formas, expresiones y contenidos típicos del genero, nos ofrece una "autoayuda" experimental, basada muchas veces en la filosofía oriental pero, como dijo Salvador Benesdra cuando explicaba de que iba a ir su libro "El camino total", "Pero modificadas radicalmente por mí".

 Lleguen a Casa. Básicamente el lugar a donde todos nos dirijimos. 







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