Fragmentos de un mundo desconocido. El arte documental.

  El documental como forma de arte



Es sin dudas, un acto romántico el hecho de documentarlo todo. Fotos, cintas, anotaciones. Hasta al menos hoy, el documental cinematográfico era un genero en el cual casi no había reparado. Sí había visto varias cintas, pero esos trabajos jamas me llevaron a reflexionar sobre el "genero" (manera de búsqueda o de registro) en sí. Esta mañana Estefanía y yo nos íbamos a levantar temprano para emprender un viaje largo. Por alguna razón, me levante antes de lo pactado. Enganche en el cable una serie de imágenes caseras en blanco y negro y, mientras preparaba el desayuno, quede soldado al televisor. 
  
El hampa cósmico


En las imágenes se podía ver a un grupo importante de gente cavando posos, picando piedras y hablando a cámara rememorando viejas épocas. Se trataba en fin, de buscadores y mercenarios de meteoritos. 
Para quienes somos netos ignorantes en la materia, la película nos adentra en la búsqueda (y algo más) científica de estas como mínimo curiosas rocas que nos caen desde el cielo. El documentalista, evidenciamos en principio, hace foco en la figura del científico William Cassidy, quién entre los 60´s y 70´s, trabajó obsesionado en el Chaco, en una zona llamada "Campo del cielo", un lugar aparentemente protagonista de impacto de material espacial hace más de 4000 años. En dicha campaña de trabajo, Cassidy descubrió el segundo meteorito más grande encontrado hasta el momento. Vemos como Cassidy, de manera lenta y clara, busca y nos muestra en su casa, todo el material de archivo de dicha exploración. Miles de vídeos y notas a manera de recordatorio de cada suceso registrado. No se porque, pero lo que voy viendo en el film me parece hermoso y valioso. Valioso, supongo que en referencia a la cuestión del tiempo ademas de lo que en sí muestran las cintas de vídeo. Me parece increíble que alguien atesore cintas que contengan algo que no me interesa, pero que en esencia me modifica. No comprendo la fuerza del interés que me genera ver a estos dementes buscando una piedra que para nada les sirve y que probablemente no les cambie nada, pero no puedo dejar de mirar y ser consiente del regocijo que me genera tal expectación. Comprendo después de un rato, que el romanticismo del científico en su obstinación pueril de la búsqueda de un mamotreto inservible pero magnético, es, tal vez, lo que me enamora. (Por alguna razón, los objetos de tamaños descomunales, nos atraen. Contienen en sí mismos, al menos para los humanos, un poder de imanación que pocos objetos pequeños poseen)
Hay en el film, una escena que lo resume todo. Es una cinta casera que alguno de los trabajadores de Cassidy filmo en el Chaco. En ella, vemos al meteorito ya encontrado dentro de un agujero de tierra gigante. Arriba de la piedra se pasea Cassidy con una escoba. La barre, la protege. Ver al científico bailando como un demente encima de su piedra, encima de su objeto adorado, me produce una fascinación muy tierna, y hablamos acá de la ternura como sentimiento máximo de apreciación, de apreciación de un adulto invadido aun del espíritu joven que lo hace todo sin pedir nada a cambio.  
Paulatinamente, el documentalista va a adentrando en el film, la figura de un tipo que se dedica a la compra de meteoritos y a la venta de sus respectivos fragmentos. El personaje en cuestión es real, pero parece la parte central de una estratagema del director para, ficcionalizar el material, dotar al documental de cierta tensión argumental. El extravagante empresario interestelar, vendría a ser la contra cara moral y/o profesional del científico. 
 Aquí tal vez, se encuentre el punto álgido del documental. Mientras el mercenario de piedras espaciales nos muestra su colección personal de meteoritos, nos vamos enterando de que, una vez descubierto el meteorito en "Campo del cielo", Robert Haag (el mercenario) se entera y sale a su búsqueda. A través de diversos testimonios vamos entendiendo que, dentro del circuito de gente dedicada a la materia, Haag es un tipo sin escrúpulos, si tiene que matar a su madre para conseguir un meteorito que le dará millones, lo hace con sus propias manos. Haag viaja a Argentina con bastantes dolares en la valija. Sabe, porque tiene oficio, que tendrá que adornar a varias personas para lograr su cometido. Así entonces, encantando a varias serpientes, Haag consigue una grúa y mete el meteorito en un camión (todo esto esta relatado por Haag con lujo de detalles. Claro, aclaro que Haag es como uno de esos tíos nuestros que cuentan anécdotas con una destreza envidiable. Un chamuyero). Cuando están a punto de pasar la frontera, un policía los detiene. Intentan sobornarlo, pero se toparon con el tipo equivocado. Haag, el astro del hampa cósmica, termina un mes en la cárcel. 
Más o menos, esto vemos en el film. 

Planteemos en forma de posdata, la siguiente dicotomía. El documental como forma de búsqueda y el documental como forma de registro. Este trabajo de Sergio Wolf llamado "El color que cayo del cielo", (haciendo referencia al relato de Lovecraft), rompe el tedioso molde de los documentales que se llevan a cabo solo para recaudar datos y ponerlos en evidencia  y se ubica en la forma documental de la búsqueda realzando la poética de la experiencia. Osea, salimos en búsqueda de algo que ya más o menos tenemos claro qué es, y nos encontramos con mucho más, con hechos que nos pintan un mundo desconocido.


Vean "El color que cayo del cielo" ya mismo. Los va a cambiar. Acá les dejamos el tráiler y un bonus track del director. Saludo cósmico.              Buenos Aires, Mayo, noche y frió.



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