Crónica de una muerte anunciada: Vicente Luy


 Perro apaleado, un eterno grito flotando sobre nuestras cabezas, grito que a él le toco encarnar. Sin claros intereses financieros, sin ambiciones visibles, se dedico a escribir, uso al lenguaje para drenar su infección. Uso la poesía porque le quedo comoda a su torrente liberador. Fue, sin duda, una constante granada sin el seguro. Proxima explosión, pronosticada en cada lectura.
 Vicente Luy vivió el abandono. Sus padres mueren cuando él tiene pocos meses y es criado por su abuelo, un poeta español. El abandono fue, en su caso, digamos accidental, pero fue uno de los líquidos que fueron llenado la pileta del dolor, caja de herramientas de su propia poética. Al morir, su abuelo le deja una herencia de la que Vicente se servirá para comer y autoeditarse algunos libros. El primero fue "La vida en Cordoba" (que sin embargo no fue el primer libro que escribió), un volumen de lujo de basta extensión. En este juguete, Vicente se gasto la mitad de la herencia. También, como prueba irrefutable de que Vicente abito el mundo poeticamente, diremos que también financio el primer disco de Flopa Manza Minimal, sin esperar recuperar un mango.
 Su apuesta, se evidencia, nunca corría detrás de una devolución económica, si no de subirle el volumen a su propia obra y, lo que para mí es aun más destacable, también subirle el volumen a la obra de sus amigos (entre otros, también ayudo financieramente a Gabo Ferro).
 Anteriormente mencionamos una cierta "pileta del dolor" en Luy, que se fue llenado, como dijimos, con el abandono. Digamos que también, otro elemento que fue dándole más volumen a dicho agujero, fue, según sus propias palabras, la falta de cariño:  


 "Yo quiero que, a cada lugar que vaya, me inviten un trago, loco.¿Entendes? Aspiro a poco. A un poco de amor humano, un poco de relajarnos, tener una mujercita que me quiera y a la cual yo poder amar. Tengo el corazón bastante cerrado. Y no me fue bien con las mujeres. Yo soy empleado de ellas"



 Más allá de discernir que no tuvo muy buenas experiencias con mujeres (guiandonos solo por su voz), Vicente se refiere a la falta de cariño en general. Supuestamente tenia varios amigos y amigas, sin embargo sentía soledad y esto, no le causaba ninguna gracia.

 Un día Vicente empapelo la ciudad con afiches que contenían una foto en la que aparecían desnudos él y varios amigos, acompañada de la clásica leyenda: "Lo esencial, es invisible a los ojos". Fue procesado por la justicia de Cordoba.
 Su abuelo lo crió con Cesar Vallejo y Vicente Huidobro, pero según él, entre comillas que no voy a abrir, sus referentes eran Charly Garcia y Spinetta. El rock y el mundillo de la farándula, flotan y son retratados en primer plano (y con zoom) en muchísimos de sus poemas:

 Se equivocan.
 Ustedes deben educarme a mí.
 Sin hacer apologías, creo que eso es el rock:
 los hijos educando a los padres.
 ¿O no somos mejores?
 Dejen de esconder las plantitas muchachos.

O este otro, que escribió pensando en Mirtha Legrand:

 Cucaracha vestida para el Colon.
 Me das asco
 Guau, que golpista que sos, Mirtha.
 Decís que las viviste a todas jactándote de un "aguante".
 Tendría que decir que conviviste con todos
 como la iglesia.
 Estos ignorantes que acabo de ver en el corte
 Majul, Nelson Castro
 que te tienen como una diva
 hablan de miedo.
 Cuando HABÍA miedo ni ellos ni vos hablaron.
 Bancaste el golpe.
 Olisqueaste, lamiste suelas.
 Simbolizas
 la unión de abogados, clérigos,
 industriales, científicos, maestros...
 Nuestros padres: ellos nos entregaron.

 Vicente padecía de bipolaridad. Estuvo internado en el Borda y, en algún lugar y momento de su vida, también le dieron electroshock. Cuando se gasto la plata de su abuelo, lo bancaban con guita sus amigas y cobraba una pensión por su invalidez, debido a su estado de salud mental. Cuando le preguntaban por su vida y sus problemas, Vicente decía que solo necesitaba un golpe de suerte, una sonrisa.

 Vicente salto por la ventana de un edificio, en Salta, claro, después de haberse intentado matar 2666 veces con pastillas.
 Pienso, ahora, en lo que dijo Vicente en la entrevista. Aspiro a poco. Su poesía se lee cada vez más. Estamos escribiendo sobre él y su obra. El tipo, en verdad, salto por la ventana cuando escribió todos sus poemas. Una apuesta a ciegas, pero con los ojos abiertos. Porque un poeta así, siempre mantiene y muere con los ojos bien abiertos. Solo así se puede calcar la mierda y la belleza. Un poema más:

 En el hipotético caso

 que me encontrara
 a las puertas de San Pedro,
 acháqueseme lo que se me achaque,
 en mi descargo diré
 que con ser bueno alcanza.
 Y si igual no me dejan entrar
 probare con el infierno.
 Solo, no me voy a quedar.

 Digamosle que se quede tranquilo, solo, ya no esta.





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