Un lijero equipaje, para tan largo viaje...


 Una imagen me quedo grabada: Jonas y Adolfas recorriendo Europa en bicicleta cuando la segunda guerra acababa de terminar. De punta a punta, con valijas sin ropa plagadas de libros que se empeñan en no abandonar, tomando trenes que, paulatinamente, comienzan a retomar sus recorridos (los trenes que no volaron por los aires sobre vías que se mantienen relativamente firmes, de milagro, esas que con tanto amor, bomba tras bomba, se mantuvieron aferradas a la tierra).
 Jonas y Adolfas son hermanos. Ambos forman parte, durante 1943 y 1944, de un grupo clandestino que realizaba actividades antialemanas. Jonas, era quien tipeaba los boletines en una máquina de escribir. Bien. Los alemanes descubren el modelo de la maquina con la cual se tipeban los informes (boletines). Un día, Jonas regresa a su casa y su maquina de escribir no aparece por ninguna parte. Se sobresalta, comenta lo sucedido en el circulo y lo aconsejan: lo mejor es partir. Con documentos falsos, viaja junto a Adolfas con la idea de estudiar en la universidad de Viena, pero las cosas, comienzan a ponerse feas.

Ningún lugar a donde ir, es la obra que relata el intenso periplo de este lituano, de este artista total (Jonas siempre fue poeta y en el futuro, seria la piedra fundacional del cine experimental de Estados Unidos, siendo incluso hasta hoy, su principal referente) en un continente que se lo estaba comiendo todo, y a todos. Incluso viajando lo mas lejos posible, descubrimos que Mekas tocaba la mandolina y el violín cuando era un crió,y lo dejo de hacer porque los Giles de sus amigos lo cargaban ( la típica de cargar o molestar a la gente diferente, (patético)).
 El relato toma vida en su diario intimo, y se centra en su estadía en campos de trabajos forzados, en campos de desplazados, en casas de acogida, y en su llegada a América (EEUU), donde un buen día,compra una cámara y comienza a rodar todo lo que, se nota, contenía en cada uno de sus órganos: nostalgia, tristrza , bronca, amor.
 Las anotaciones de Mekas, también relatan como el y su hermano se cubrían durante los bombardeos, los manjares que comían (una papa al día en las mejores épocas), los avances y retrocesos de las potencias, en fin, un fresco de la época.
 "Todo se esta moviendo. Discuto mucho. Critico todo. Me peleo. Las cosas en las que creía se desquiciaron"." dedo trabajar  para la guerra. Soy una pequeña parte de su maquinaria. !Asesinos! !Ladrones que roban mi tiempo!"
 Estos son algunos retazos de un tipo que no para de tratar de racionalizar la guerra, la ambición y la estupides humana. El valor del tiempo propio y la libertad de no hacer lo que no se quiere. 
 Mekas, después de pasar las de Caín, se sube a un barco. Despierta muchos días después con la imagen de la estatua de la "libertad" grabada en sus ojos. Su vida empieza a normalizarse, si es que cabe este concepto en un sujeto que se sale de lo corriente, un tipo en extremo sensible.
 El libro contiene relatos desgarradores pero también, contiene risas, y, parafraseando a Fabián Casas, si llegado a cierto nivel de ebullición, no te reís, te podes volver loco.

 Descubran a Mekas. Poetas, descubran a Mekas. El nos enseña el camino alternativo a tomar cuando no hay ningún lugar adonde ir.


Saludos, amigo Jonas.

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